Concurso «Mi Casita»

El concurso “Mi Casita”, consistía en ofrecer un hogar a personas sin techo. Enfrentarse a situaciones desconocidas siempre ha generado miedos e incertidumbres. A su vez, estos, han aportado desconcierto a nuestras propias ideas y han complejizado la arquitectura en sí. Nuestro propio modo de vida aportó indecisión a la hora de proyectar.

Es a raíz de aquí cuando entramos en contacto con personas que se enfrentan en su día a día a la realidad de estas personas. Nos acercamos a un modo de vida desconocido para nosotros hasta entonces, y nos damos cuenta de que: “Construir, habitar, pensar, no sólo ha constituido el rasgo esencial del hombre” tal y como indican las propias bases, sino que la posibilidad de poder tener tu propio espacio, genera un sentimiento de DIGNIDAD que posiblemente, las personas en esta situación hayan perdido.

No queremos que construir signifique simplemente abrigar y cuidar, sino que ampliamos el espectro a: abrigar,cuidar, dignificar y crecer en autoestima.

A TRAVÉS DEL HOGAR, como indica nuestro lema para el concurso, tiene un significado a lo largo de todo el proyecto en tres escalas diferentes: arquitectura, urbanismo y sociedad. En una primera aproximación, la arquitectura creada para los residentes se plantea como un paso hacia el progreso, de ahí las dos puertas de las viviendas. Estas generan dos bandas, las cuales se extienden a lo largo de toda la parcela, y conducen desde una primera vida independiente a la integración de la persona en su nuevo barrio. De esta misma forma se puede entender que a nivel urbanístico, las bandas reflejadas en planta, son una metáfora hacia la progresión de estas personas. Se trata de una especie de juego en el que hay que avanzar hasta una integración total en la sociedad y todo ello gracias a la ayuda del Hogar Sor Eusebia.

Es por todo ello que el proyecto se afronta desde el punto de vista urbano, creando un nuevo barrio y no como una agrupación de viviendas mínimas. Que las personas que vivan allí, se sientan libres e independientes en su nuevo hogar.

La complejidad del proyecto en sí, junto con las vicisitudes que la propia parcela puede aportar, hace que los factores a tener en cuenta se multipliquen, partiendo por tanto de una idea abstracta que llega a materializarse, sin la concreción real que el propio emplazamiento genera.

Es a partir de aquí cuando empezamos a dar movimiento al urbanismo creado, con la problemática de que al intentar darle importancia a la fachada principal, el proyecto pierde la fuerza y la esencia inicial, especialmente en alzado.

Por ello se retoma la idea inicial, manteniendo la regularidad en la parcela. El proyectar a nivel compositivo hace que la idea de bandas se transmita a la fachada principal, creando una retícula de pilares y una fachada a modo de dintel que permita la visibilidad desde cualquier punto.

Para dotar con un sentimiento de dignificación de la persona al centro se piensa en una fachada icónica, que a su vez refleje el interior del centro y sea permeable al mismo. Por ello todas las bandas nacen de un núcleo principal que será el punto neurálgico del proyecto. No solo a nivel de funcionamiento, sino también como fachada institucional del conjunto.

Por lo que significa un barrio, la parcela no se cierra ante nadie. Simplemente quiere ser símbolo de enaltecimiento y honra desde el momento en el que las bandas se supeditan a ella.

Por una parte es puerta de todas aquellas personas que quieran acudir y relacionarse, comer, ducharse o cualquier otra necesidad que pueda ofrecer el nuevo conjunto. Serán parte del centro y accederán por la banda del patio central. Pero no se trata de un aplique añadido al conjunto, sino que en ella se encuentran todas las instalaciones que dan servicio al resto del conjunto. El alojamiento de las instalaciones en este punto junto con el sistema de prefabricación con que se trata la arquitectura, adosando unos módulos a otros, permite ahorros en la construcción compartiendo la cimentación, minimizando la estructura y reduciendo la longitud del tendido delas instalaciones necesarias para que el todo funcione.

Para reducir el mantenimiento al máximo, se reutilizará la mayoría del agua usada por los residentes y trabajadores del centro, además del sol como fuente de energía.Por otra parte, las diferentes bandas inacabadas que forman el proyecto, se van apropiando de la parcela dando la sensación de poder continuar hasta el infinito y dejando espacio entre las mismas y sus terminaciones para el desarrollo de actividades, espacio para sus mascotas, etc.

Las propias bandas generan veladuras que se trasmiten en alzado, creando un juego a nivel proyectual que a su vez será la definición de los distintos tipos de relación entre el espacio público y el privado. Gracias a estos espacios, los habitantes podrán decidir el modo de vida a seguir.

La zona que linda con el sur de la parcela es la zona más autónoma, la más ligada a la calle. En ella existirá un acceso a cada vivienda que permita al propio habitante tener su espacio sin sentirse controlado. Y al norte se situará la parte más dependiente, la más controlada por encontrarse enfrentada al centro cívico y a la vivienda de los responsables del centro.

Curiosamente esto genera una paradoja proyectual y conceptual. Podría decirse que en el sur se encuentra la vida de aquellas personas que requieren ayuda pero no se sienten con el autoestima necesario para recibirla, y sin embargo, en la zona norte van llegando aquellos que poco a poco van cogiendo confianza en si mismos y empiezan a formar parte de nuestra sociedad.

Un bonito juego proyectual por fases del que cada residente forma parte. Una metáfora a la propia vida de los residentes.

Además de las bandas definidas por las puertas de las casitas existen otras que definen los distintos espacios de relación, estas son, de sur a norte: las huertas de árboles frutales, los espacios cubiertos de estancia como parte perteneciente a las viviendas, las casitas, el patio central y el centro de servicios.

Manteniendo la premisa de libertad de decisión del residente es por el que se decide dotar de ducha a la vivienda de cada uno de los habitantes del centro. La definición de célula es: unidad mínima de un organismo capaz de actuar de manera autónoma. La definición es clara, y por muy mínima que esta sea, no está completa si no es capaz de desarrollarse en su totalidad. Para empezar a formar parte de nuestra sociedad lo mínimo es crear el sentimiento hacia uno mismo de pundonor, de amor propio, y no es completo sin una unidad mínima para su desarrollo. El presupuesto que se maneja para la concreción de la vivienda es similar al que hubiese sido con menos metros, pero al que se le dota con mayores prestaciones.

Los accesos serán totalmente independientes. Los habitantes podrán decidir si acceder de manera individual o colectiva a sus viviendas. Lo mismo pasa con los trabajadores del centro que tendrán allí su residencia.

Al fin y al cabo, el proyecto tiene como esencia la de un barrio que funciona.